Railay y su laguna secreta

Situada entre Krabi y Ao Nang, teníamos claro desde el principio que iríamos a Railay. Accesible solamente en bote, con cientos de rutas para escaladores de todos los niveles, con bonitas playas y ambiente tranquilo, allí nos dirigimos en nuestro tercer día en Ao Nang.

Aunque hay alojamiento disponible para todos los bolsillos, al ser barato el transporte, la mayoría de la gente va allí solamente a pasar el día (a menos que vayas a estar más tiempo por la zona o seas un escalador con tiempo suficiente como para escalar el máximo de rutas posible).

Antes de ir, compramos en Ao Nang unos pad thai para llevar y comer allí (que nos vendrían muy bien para la aventura que viviríamos).


Las zonas principales de Railay son Tonsai (esta es la zona principal de escalada), la zona este, oeste y Pranang. En Pranang habíamos estado el día de las Four Islands, pero nos gustó muchísimo más el día que fuimos a Railay, ya que por la tarde con marea baja la playa parece otra totalmente distinta, puedes ir andando hacia pequeños islotes y ver cuevas que no se ven con marea alta.

Mapa Railay
Por cierto, la laguna que se ve en el interior sólo es apta si te gustan las emociones fuertes, la escalada y sentir que estás descubriendo el paraíso perdido! Luego hablaremos de eso :)



Ruta de escalada en Railay
Después de una primera toma de contacto con las playas y de ir preguntando precios para hacer algo de escalada, nos dirigimos hacia el mirador. Bonitas vistas, ¿no?

Mirador en Railay
La mejor parte fue cuando al dirigirnos hacia la laguna, siguiendo el camino del mapa, nos encontramos con una pared vertical de barro, piedras y una soga enorme en el medio. Preguntamos escépticos y eureka! ese era el 'camino' para llegar a la famosa laguna.

Todos preguntábamos lo mismo, ¿está cerca? ¿cómo es el camino? ¿merece la pena? Y las respuestas eran: '¿Veis esta pared? Pues la subida no es nada comparado con la bajada de después. Tres tramos de bajada, una bajada acojonante, pero... merece la pena. La laguna es increíble.' Otros nos decían: 'Intentadlo, pero muchos suben la primera parte y no son capaces de continuar y se dan media vuelta'.

¿Qué mejor aliciente que oír eso para alimentar nuestro espíritu aventurero? Allí nos dirigimos los cuatro, despacito, sin prisas y con la vista puesta en la famosa laguna.


Caminito hacia la laguna de Railay
Llenos de barro y atentos a la soga, al barro, a las piedras resbaladizas, a colocar los pies en el lugar correcto, hicimos las fotos que pudimos con el móvil, imposible sacar la cámara de fotos!



Y en este punto, empezaba la famosa bajada. Aquí los menos atrevidos se daban media vuelta, consolados por las vistas a lo lejos de la laguna. Un momento para pensarlo, pero no mucho, porque si lo piensas no bajas. Despacio, ahora más que nunca, poco a poco.

'En el tercer tramo de bajada, en lugar de bajar por la cuerda id por la derecha y bajad por un agujero que hay'. Eso nos decían aquellos con quienes nos cruzábamos y eso hicimos. Evaluábamos cada zona para ver si era mejor ir por la soga o directamente por las rocas, siempre con alguien detrás o delante de ti que te ayudase e indicase dónde poner los pies, porque muchas veces no sabías dónde hacerlo!



¡Y por fin...!








Justo al fondo hay una cueva. Al principio pensábamos que sería la famosa cueva de la princesa, la de la leyenda (luego descubriríamos que dicha cueva era Pranang Cave, donde está la famosa colección de falos de madera que se ofrecen a la princesa para augurarse un porvenir lleno de riqueza y abundancia). Aun así, y tras investigar la manera, los chicos consiguieron subir a la cueva.

Comimos nuestro pad thai, que nos supo a gloria y tras notar cómo la marea de la laguna iba bajando, volvimos a la playa antes de que anocheciera. Dejábamos una pareja en la laguna, que no dudó en darse prisa y venirse con nosotros para no quedarse solos (por si las moscas).

Al llegar a la playa, llenos de barro y con una sonrisa de oreja a oreja, parecía que habíamos venido de la guerra (tuvimos que tirar algo de ropa, fue imposible que volvieran algunas prendas a su color original). Mirábamos a los que escalaban por allí y sólo podíamos pensar en la pequeña aventura que habíamos vivido.



Sobra decir que habíamos satisfecho sobradamente nuestras ganas de hacer escalada ;)  


Pranang Cave


Marea baja en Railay 




Puesta de sol en Railay

Hermosa despedida de Railay 



Puesta de sol en Railay
Datos útiles:

Precio por persona en bote: 100 baths ida y 100 vuelta. Preguntad el horario para volver. En nuestro caso el último bote de vuelta era a las 6 de la tarde, así que apuramos hasta el último momento.

Si queréis ir a la laguna id pronto, con tiempo (y comida y agua) y calzado adecuado (evitad las chanclas de tiras, incluso podéis ir con deportivas).  Cuidado con las piedras al entrar al agua de la laguna, ¡están afiladas como cuchillos!

Al día siguiente haríamos la mochila y nos dirigiríamos a Ko Phi Phi. Tras pensarlo mucho, decidimos pasar allí una noche (en Phi Phi Don) para visitar tranquilamente Phi Phi Lee cuando estuviera libre de turistas.