Orchha

 Llevamos solo unas horas en Orchha y ya me ha cautivado. Y mira que esta mañana yo no me veía aquí, que estábamos tan tranquilos viendo el fuerte de Gwalior para un ratito después estar con prisas por no tener billete de tren y ver que casi todos los que iban para Jhansi estaban hasta arriba. Que por poco no nos meten en Jhansi en un tren dirección nadie-sabe-dónde (Orissa en lugar de Orchha), para finalmente conseguir coger un tuk tuk para llegar a Orchha.


La ciudad de Orchha es pequeña,  tranquila, la vida gira en torno al mercado principal, sus varios templos, un parque natural y el puente en el que ver el atardecer con los chattris de fondo. En un día se puede ver perfectamente, pero quien llega aquí se acaba quedando más tiempo.

En el hotel que habíamos reservado el día anterior, nos dan la bienvenida con una sincera sonrisa, nos invitan a relajarnos y disfrutar del hotel y nos explican con detalle qué ver, por donde moverse y con gran orgullo nos muestran  la nueva habitación que están  preparando y cómo están cortando y preparando la madera que hará de cabecero de la cama (luego me fijaría en que los muebles y las puertas también estaban hechas por ellos). Hasta nos muestran satisfechos los nuevos colchones que están poniendo en todas las habitaciones.

Salimos a cenar a un sitio recomendado por el dueño del hotel y no pudo haber acertado más. La cena de 10, pero mejor aun las atenciones y la eterna sonrisa del personal. Muchos de estos sitios son recomendados en Internet y todos te piden por favor que comentes en la página si estamos contentos. Aquí las opiniones puntúan mas que nunca y los clientes de hoy, son el pan de cada día.

Tras cenar decidimos dar una vuelta por el mercado y rápidamente una chica india joven me habla en un español fluido mientras me coloca una pulsera 'gratis' y me lleva al puesto de sus padres. Le pregunto asombrada que cómo sabe español y me dice que esta aprendiendo en la escuela, en total esta aprendiendo cinco idiomas (ojito españoles que las nuevas generaciones asiáticas vienen pisando fuerte). Se llama Puya, tiene quince años y un arte y un salero que no puede con ellos. Son cinco hermanas y un hermano y de mayor quiere ser profesora o policía, lo tiene clarísimo. Sé que conseguirá aquello que se proponga y así se lo digo, que nunca deje de estudiar y de aprender. Le compro dos cositas y nos volvemos paseando a nuestro hotel, sin haber visto Orchha de día pero ya enamorados de su gente.

Al día siguiente empezamos la mañana viendo sus palacios y templos (la misma entrada te vale para ver todos los templos y palacios de la ciudad), para terminar por la tarde alquilando unas bicicletas que nos llevarían hacia los chattris, y el famoso puente donde ver la puesta de sol.


Aunque este no era un Monkey ´Temple, me recordó a otros que habíamos visto. Si puedes comprar plátanos para dárselos cuando vayas a uno, ¡se te subirán encima para cogerlos!






Pequeño altar en uno de los templos, hay altares en todas partes.





Pinturas para pintarte que te venderán en pequeños frasquitos.



Para visitar esta zona tendrás que andar un poquito más, o alquilarte una bici como hicimos nosotros (100 INR unas 4 horas por las dos bicis, ya vamos cogiendo el punto al regateo porque en nuestro hostal nos dijeron que era muy buen precio).



Intentamos alquilar una moto pero nos dijeron que no se podía debido a la cantidad de gente que se movía por la zona del mercado. Supongo que sería por seguridad, ante el caos preferirán que el turista no se la juegue y querrán evitar accidentes innecesarios (se conduce por la izquierda pero todos circulan por donde quieren, no hay normas de tráfico, cedas el paso ni nada, bueno, hay semáforos pero son como invisibles). Aun así, es increíble que apenas haya golpes ni accidentes, es un caos total para nosotros y sin embargo ellos fluyen (me encanta esta palabra), circulan libremente, el intermitente no existe (para adelantar y para todo ellos pitan continuamente) y llega un momento en el que dejas de oír el ruido, no nos dimos cuenta casi hasta el final del viaje, donde casi echábamos de menos los pitidos (pero de eso y del hombre de Andorra hablaremos más adelante).

Pues eso, que aquí estábamos nosotros con nuestras bicis, cerca de la reserva natural. Nos recomendaron que no pagáramos por entrar a ella, que era un poco para sacar dinero y que no se veía nada del otro mundo.



Familias lavando sus ropas en el río de Orccha.


Y por fin la puesta de sol. Allí nos encontramos con un grupo de australianos que veríamos también al día siguiente en Khajuraho.







¿Dónde dormir? Hotel Monarch Rama (2 noches por 1300 INR, desayuno incluído). Algunos hostales u hoteles incluyen el 10-13% de impuestos mientras que otros no, preguntad.

¿Dónde comer? Open Sky Restaurant, sin lugar a dudas. Además si necesitáis cualquier cosa, billetes de tren, etc, el dueño del restaurante intentará ayudarte por todos los medios posibles. Aquí nos ayudó con nuestro siguiente transporte porque no sabíamos cómo ir a Khajuraho (el transporte es un poco más complicado para ir allí) y finalmente nos ayudó a contratar un taxi (si no estáis seguros de precios, antes de aceptar cualquier propuesta, preguntad en vuestro hotel, que os aconsejarán precios, ya que al principio sin controlar precios todos te parecerán bien. Luego te irás dando cuenta del precio local y el precio turista...).

 Además, desde la terraza en la planta más alta del restaurante, podrás disfrutar del espectáculo nocturno de luces que hacen en la fortaleza de Orchha (o ir allí y verlo de cerca). Hacen un espectáculo en hindi y otro en inglés.

Próximo destino... Khajuraho.