Gwalior

Tras un viaje intenso en bus de unas cuatro horas (¿cuánta gente puede caber en un autobús con sus bolsos, sacos y demás herramientas?), por fin llegamos a Gwalior.


La ciudad en sí es un poco fea, pero si te acercas al fuerte comprenderás por qué nos encontramos allí todos los que venimos a parar a Gwalior. El fuerte azul, lo llamaría yo, porque sus incrustaciones en este color le dan un aire nuevo, distinto. Compramos los dos tickets que hacían falta y nos perdimos recorriendo pasadizos, escalones y laberintos que te reconducían al mismo sitio de inicio. En la zona hay varios templos cercanos (uno sij) y unas esculturas jainistas talladas en piedra situadas a los dos lados de la carretera de uno de los dos accesos al fuerte. Nosotros accedimos por el camino empedrado, así que tuvimos que buscar la otra salida (es una carretera asfaltada, muy empinada, por la que acceden los coches) para ver las esculturas.


Fuerte de Gwalior







Cosas que se pueden ver en la India: Vas en rickshaw y de repente ves una moto con dos policías y en el medio un detenido, sujeto por una cuerda en las muñecas...



Para irnos a Jhansi esta vez cogeriamos el tren (el autobús no estuvo mal del todo, pero decidimos no  repetir para trayectos largos).

Podéis leer qué hicimos en Orchha aquí.